El FC Barcelona blinda la continuidad de una de sus tiendas más relevantes en la capital catalana. La renovación del yate privado de los reyes, el Britannia -botado en 1953, un año después de su entronización y una especie de amuleto flotante para la reina-, plantea también la disyuntiva, en un momento de crisis mundial, de si es el erario público el que tiene que soportar los caprichos de su familia real.